sábado, 11 de julio de 2009

DE RODILLAS TAMBIEN SE LLEGA

Extraño incidente de desamor, todos queríamos ganar,
un grupo de alienados viviendo un transitorio escepticismo,
un desamor a aquel viajero que nos dejó cuidando sus negocios,
esa usina de estrellas apagadas de las que renaceríamos bebiéndonos su brillo.
Lo cierto es que nadie dio la orden,
solo ese hombre plantado en su lugar y que otra vez pensó por todos.
Sus palabras se repitieron hasta el mar y volvieron a señalar nuestro nacimiento equivocado.]

Todo fue prematuro,
no quisimos leernos en los libros que ninguno de nosotros había escrito todavía,
vivíamos en la raíz del árbol,
no habíamos fundado aún la tierra en donde nos proponíamos nacer.
Teníamos cuadernos llenos de caligrafías peligrosas,
había que llenarla de vientos, de hojas, de pies desnudos, de pan, de hormigas,
de árbol, de diamante, de corazón enamorado.
Estábamos tan mal conformados que no pudimos aprender que las letras vienen sueltas,
como la vida de los hombres,
que había que esperar el sobresalto,
el sacudón que nos separe de la tierra.
Una soberbia me invadía,
a ras del piso, casi sin existencia, yo quería dar un espectáculo sublime,
escribir para millones de analfabetos arruinados y mudos,
ellos se excitarían con mis labios moviéndose y será memorable,
solo me queda a mi la poca cosa,
el caer de rodillas frente al orden astral
y mostrar mi orgullo herido por la noble razón:
el poeta habla, el poeta sueña,
pero hundiendo sus manos en la tierra amasa tanto el pan como el poema.

de NORMA MENASSA

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